miércoles, 1 de julio de 2009

“A Macri se le cayó la careta”, dijo Heller en un acto en la sede de Huracán

El sábado 20, a ocho días de las elecciones, el primer candidato del Encuentro Popular se presentó en el micro estadio del club Huracán en Parque Patricios.

por Luciana Díaz

Un Heller reaccionario y exaltado le pegó duro al Jefe de Gobierno de la Ciudad: “A Macri se le cayó la careta esta semana, dijo que quiere volver a los 90, dijo que nunca hubiera estatizado Aerolíneas. Quiere un Estado chiquitito, incompetente, pasivo, que deje que los grupos económicos se hagan el festín”.
A ocho días de las elecciones, Carlos Heller estuvo en el microestadio de la sede del club Huracán en Parque Patricios. La entrada estaba llena de banderas y de carteles con la foto de Heller, como hizo en todos los lugares en los que se presentó durante la campaña. Celebraron el día de la bandera con facturas, churros y mate cocido y, además, cantaron el himno con todas las personas que estaban presentes.
Heller estaba agitado y transpirado, vestido con una camisa blanca arrugada y despeinado. Se acercó al micrófono y en sus primeras palabras se desquitó con la oposición: “Defendemos un proyecto que está amenazado por una derecha que se aprovecha de la falta de memoria de la ciudadanía”.
Hizo referencia a un informe de las Naciones Unidas que dice que este año en el mundo se va a consagrar el récord de personas con hambre en el mundo. Dijo: “Subsiste el modelo neoliberal de perversidad total. La pobreza es el resultado de la perversa distribución de riqueza en el mundo”.
Citó un artículo del diario Clarín que decía que bajó la mortalidad en la ciudad de Buenos Aires, pero aumentó el sur de la ciudad de Buenos Aires. Se preguntó: “¿Qué paso en el sur de la Ciudad? Un huracán, alguna epidemia. No, no pasó nada de eso”. Y expresó: “Cuando sube la mortalidad infantil todo está mal y eso es lo que le tenemos que decir al Jefe de Gobierno”.
Fue muy duro contra Macri y su ex Vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti de quienes dijo: “Habría que decirle a él y a la que hasta hace pocos días era su Vicejefa que, por primera vez en años, el presupuesto de gobierno destinado para la educación de la ciudad tuvo un recorte de dos puntos y el salario de los docentes empeoró”. Mientras él hablaba, la gente silbaba y abucheaba. Los bombos sonaban y las banderas se movían sin cesar.
“Nosotros hablamos de todo lo que se hizo bien, pero también de lo que falta. No creemos que los problemas estén resueltos. Estamos aquí porque creemos que hay una esperanza, un proyecto y una posibilidad que hay que fortalecer con fuerza política, con militancia para darle continuidad y profundidad al proyecto que comenzó en 2003”. Nuevamente habló, sin hacer referencia directa, a la gente que considera Pino Solanas como una elección. “Les recuerdo que en el 2011 lo vamos a tener a Macri en el gobierno si gana Pino Solanas”, gritó. “Un periodista me dijo que ese voto es un voto más cómodo porque el que yo propongo implica compromiso, contradicciones, que hay que pelearla. El otro es el voto de las tribunas, de decir lo que hay que hacer y me voy para casa”.
“No se trata sólo de votar sino de votar con compromiso, sabiendo que hay un 28 y también un 29 y hay que seguir construyendo esta fuerza que tiene que tener continuidad. A la fuerza del gobierno imperial hay que ponerle una fuerza enfrente”.
Para concluir, convocó a la militancia a seguir trabajando hasta el 28 y dijo: “Hay que pensar bien lo que está en juego, no sea cosa que después tengamos que lamentarnos”. Esperanzado concluyó: “Hasta podemos pelear por un segundo lugar”.
Heller saludó y cruzó palabras con algunas personas. Una auto con vidrios polarizados lo esperaba en la calle, subió y, apenas pudo moverse el vehículo, por la cantidad de gente que había alrededor, se fue apurado.
La gente quedó en la puerta de la sede del club dando vueltas. Una chica le dice a otra: “¿Dónde están los micros en los que vinimos?”. Cinco minutos más tarde, los micros con afiches del candidato al que fueron a ver, estacionaron enfrente de la plaza y los partidarios de Heller comenzaron a irse. Otros se quedaron esperando las cajas con las facturas que habían sobrado. “Para los pibes”, grita un hombre que tenía una de las cajas en la mano.

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