jueves, 2 de julio de 2009

“Perdimos”, se lamentó Kirchner al asumir la derrota


Néstor Kirchner reconoció la derrota en las urnas en una discurso de menos de veinte minutos. Las caras de los candidatos demostraban decepción, enojo y cansancio. Como táctica de dispersión hicieron esperar a los militantes y la prensa más de cinco horas.

por Luciana Díaz y Noelia González

“Perdimos por muy poquito”, confirmó el ex presidente con un dejo de tristeza y cansancio en su rostro. Se refirió a las sospechas de fraude que se manejaron durante la última semana de campaña: “Hemos perdido por 1.5, 2 puntos y no tenemos ningún problema de reconocer la victoria de nuestros adversarios, no recurrimos al fraude”.

El domingo era el último día para el Frente para la Victoria. Se definía la continuidad del proyecto nacional, el progreso, la gobernabilidad. Todo se definía en las urnas.

Desde el momento en que llegaron Néstor Kirchner, Daniel Scioli, Alberto Balestrini, Sergio Massa y Florencio Randazzo, Carlos Heller y la Presidenta al Hotel Intercontinental hasta que salieron a reconocer la derrota pasaron más de cuatro horas. En el búnker del partido en el segundo subsuelo del Hotel, todos estaban expectantes por la victoria.

Alrededor de las 18 el secretario de Medios de la Nación, José Albistur, afirmó que el kirchnerismo estaba ganando en la provincia de Buenos Aires por seis puntos de diferencia del segundo, Unión PRO. A las 21.15, subió al escenario Roberto Bacman, encuestador de CEOP e informó los resultados de boca de urna: “FJpV, 35.4%; Unión PRO, 32%; Acuerdo Cívico, 21% y Sabattella, 6%”. Pero las cosas no eran como se las esperaban y mucho menos como se las decían. En la sala de prensa, la televisión indicaba otra cosa. Unión PRO ganaba en Buenos Aires con una ventaja de más de tres puntos. Dato inverso al que dio el oficialismo minutos antes.

La sala Monserrat A estaba llena de cámaras, periodistas, militantes y curiosos. Luego de la salida de Bacman, algunos miembros de la Juventud Peronista especulaban y esperaban a que los datos oficiales se reviertan. “Todavía falta que se cuenten los votos en los pueblitos pobres, falta La Matanza”, decían entre ellos. Podría creerse que era lo mismo que pensaba Néstor en la habitación en la que se encontraba en los pisos de arriba.

Alguien le avisaba a la gente que Cristina y Néstor estaban por bajar a hablar, la JP se iba al salón principal y comenzaban a cantar, gritar y alentar al ex presidente. Estaban de diez a quince minutos cantando y se volvían a sentar ante la espera sin respuesta. La segunda vez que Kirchner amagó con salir a dar la cara, llegó Juan Cabandié a cantar y saltar con La Cámpora y los jóvenes peronistas. Los candidatos a diputados que se dieron cuenta que la derrota era irreversible, seguían sin salir. A la 1.20 la televisión mostraba los datos del 84% de las mesas escrutadas que advertían que el Frente para la Victoria perdía con un 32,2% frente a Unión PRO que tenía un 34,6%.

Mientras tanto, en el segundo subsuelo del hotel, donde estaban todos aguardando por las palabras del primer candidato a diputado, los empleados del servicio retiraron del lugar todas las bebidas que habían sido provistas para la prensa y los invitados y luego apagaron el aire acondicionado. Muchas personas se habían retirado con anterioridad, pero este hecho provocó que la retirada de la gente fuese masiva.

Pocos minutos pasados de las dos de la mañana, la poca gente que quedaba en el lugar se movilizó hacia el centro del salón. Salían Kirchner, Scioli, Massa, Balestrini y Randazzo (que era el único con una leve sonrisa en su rostro). La JP, por quinta vez, volvió a ubicarse en el centro del salón y a entonar sus cánticos. “Néstor, mi buen amigo, está campaña volveremo’ a estar contigo, militaremos de corazón, somo’ los pibe’ los soldados de Perón (...) Vamos todos con Cristina, a liberar el país”. Néstor quería hablar rápido, estaba apurado, quería irse lo más pronto posible y pedía que se callen todos. Pero los jóvenes seguían: “Pingüino, pingüino corazón, acá tenés los pibes para la liberación”.

Cuando pudo, admitió la derrota y dijo: “Nos proponemos a trabajar con más ganas que nunca por la Argentina, con amor, sin bronca, con fuerza y aceptando, como buenos demócratas, los resultados que se dieron en cada lugar. Nosotros nunca recibimos felicitaciones por los triunfos que hemos obtenido, que fueron más contundentes, no tan chiquititos”. Luego, “De corazón transmitimos el deseo de la Presidenta, de Daniel de felicitar a todos los ganadores”, manifestó.

Respondió preguntas que le hicieron los periodistas con un discurso muy serio hasta que le preguntaron qué hizo la Presidenta cuando se conoció el resultado. “Me dio un beso”, dijo.

Luego de no más de veinte minutos se retiraron veloces del escenario. Todos los que estaban en la sala hicieron lo mismo y vaciaron el lugar.

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